Duelo por Ruptura Amorosa desde la Terapia Cognitivo-Conductual

Cecilia wiehoff
21 jul 2020
2 Min. de lectura

Actualizado: 20 abr

¿Qué pasa cuando termina una relación?

Desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), el duelo por la ruptura de una relación amorosa se considera un proceso de adaptación emocional ante una pérdida significativa. Aunque tradicionalmente el duelo se asocia a la muerte, las rupturas afectivas también desencadenan una respuesta de duelo, ya que implican la pérdida de una figura de apego, de rutinas compartidas y de proyectos en común.

Este duelo puede incluir emociones como tristeza, rabia, culpa, miedo al futuro y soledad. Cognitivamente, pueden aparecer pensamientos automáticos negativos como:

“Nunca más voy a encontrar a alguien.”
“No valgo lo suficiente.”
“Fue todo mi culpa.”

Estos pensamientos suelen estar mediados por esquemas previos de abandono, rechazo o baja autoestima.

La TCC propone intervenir en tres niveles: pensamientos, emociones y conductas. Se trabaja en:

Identificar y reestructurar los pensamientos disfuncionales.
Validar y regular las emociones dolorosas.
Promover conductas de autocuidado y reactivación conductual (volver a hacer cosas significativas, aunque al inicio cueste).

El proceso de duelo no es lineal. Puede haber momentos de aparente recuperación seguidos de recaídas emocionales. Esto es normal y esperable. Con acompañamiento adecuado, el proceso puede transformarse en una oportunidad de crecimiento personal, mayor autoconocimiento y fortalecimiento del sentido de identidad individual fuera de la relación perdida.

🛠️ Claves para enfrentar el duelo amoroso (orientación al paciente)

Permítete sentir: Llorar o estar triste no te hace débil, te hace humano.
Cuestiona pensamientos extremos: ¿Es verdad que no vas a ser feliz nunca más?
Evita idealizar a la expareja: Recuerda también lo que no funcionaba.
Actívate aunque cueste: Salir, caminar, conversar ayuda más de lo que parece.
Busca apoyo: Habla con personas que te escuchen sin juzgar.
Dale tiempo al tiempo: El dolor no desaparece de un día para otro, pero sí se transforma.